Sagua la Grande fue una de las ciudades más afectadas por la reconcentración, los fusilamientos, atropellos, desapariciones, el hambre y enfermedades como la viruela, era el cuadro sagüero a finales de 1896.
Durante la reconcentración de Weyler a Isabela llegaron infinidad de familias en busca de refugio y trabajo. Casi todos los cayos se poblaron haciendo carbón. En esta época se destaca Francisco P. Machado que desde la alcaldía de Sagua realizó una gran labor encaminada a contrarrestar la triste consecuencia de la reconcentración de campesinos; estableciendo un asilo para niños huérfanos lazaretes para aislar a los enfermos de viruela y otras enfermedades contagiosas; colonias agrícolas para suplir alimentos, además de fundar el banco de Piedad en esta ciudad.
Clara Barton, enfermera norteamericana, miembro de la Cruz Roja Internacional visitó Sagua a petición de Francisco P. Machado y trajo medicinas y alimentos para los reconcentrados.
Se crearon organizaciones femeninas para atender los reconcentrados, se hicieron colectas públicas de dinero, ropa, medicinas, etc. Se hizo una cocina pública que repartía diariamente cientos de raciones de sopa, y atendían enfermos dirigidas por la alcaldía pública.
Cuando se hizo inminente la intervención norteamericana en la guerra, las autoridades reformistas y autonomistas locales desarrollaron un amplio movimiento político de movilización de todo el pueblo, convocando a distintos actos de reafirmación al gobierno español que carecían de carácter antiimperialista, eran una manifestación más de sus posiciones políticas al lado del colonialismo español.
La única incidencia de la guerra hispano – cubano – norteamericana en Sagua la Grande fue el bombardeo al poblado costero de Isabela por un crucero de la armada norteamericana.
Culminadas las operaciones bélicas, las fuerzas de la Brigada de Sagua permanecieron acampadas alrededor de la ciudad hasta finales de 1898. La situación de la tropa era muy difícil. El pueblo masivamente los ayudó, donando alimentos, ropas, medicinas, etc. Todo esto constituyó una muestra de fervor patriótico de la mayoría del pueblo hacia el Ejército Libertador Cubano.
Después del 31 de enero de 1899 en que Gómez sostiene una entrevista con el representante norteamericano para tratar el licenciamiento del Ejército Libertador en Remedios, se dispone partir a La Habana recorriendo distintas localidades del país y recibió manifestaciones de júbilo. El 11 y 12 de febrero visitó a Sagua la Grande donde fue atendido por personalidades.
Así concluía y se concretaba la triste escena del desarme y disolución, sin embargo Sagua la Grande había aportado más de 2000 hombres a la causa de la Patria.
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